Desde el
final de la dictadura se ha organizado y extendido en
Euskadi un movimiento fascista, dirigido por ETA,
que pretende secuestrar la democracia.
La mayor parte de nuestros representantes políticos e
institucionales han transigido con las exigencias de
este movimiento antidemocrático y no han actuado con la
unidad y firmeza necesarias.
Sin perjuicio de las oportunas medidas de reinserción
social, nos oponemos firmemente a cualquier clase de
negociación política con ETA. Cualquier proyecto
político debe validarse mediante el sufragio de los
ciudadanos y debatirse en el Parlamento.
Nuestra sociedad demanda nuevas formas de oposición al
fascismo vasco, que apelen más al derecho democrático a
la palabra que al pacifismo gestual y el silencio
testimonial.
Rechazamos toda estrategia procedente de cualquier
instancia mediadora dirigida a borrar las huellas de la
movilización democrática iniciada en Ermua.
Hacemos un llamamiento a la sociedad vasca para
que se comprometa en la defensa de la democracia.