Hortensia García,
Valencia Con la declaración de impacto
ambiental (DIA) favorable a la
macroampliación del Puerto de Valencia
publicada esta semana en el BOE, el
Ministerio de Medio Ambiente ha resuelto de
un plumazo el debate que se había abierto en
Valencia acerca del modelo de crecimiento
para la fachada marítima -más contenedores
portuarios o turismo náutico-.
El magnate de la Copa del
América, Ernesto Bertarelli, dueño de los
derechos de la regata que, según un
preacuerdo alcanzado en julio se disputará
de nuevo en Valencia en 2009, atizó la
polémica al advertir que el puerto comercial
era incompatible con el turismo náutico en
la dársena y futura marina del puerto, algo
que ya habían dicho los vecinos del Marítimo
y el anterior portavoz del PSPV de la
ciudad, Rafael Rubio, partidarios de que el
desarrollo portuario se llevase a Sagunt
dada la mayor disponibilidad de espacio para
el crecimiento y la mejor accesibilidad a
las vías de comunicación sin las
limitaciones que el crecimiento urbano
impone al enclave del Grao. Las presiones y
los argumentos de la Autoridad Portuaria de
Valencia -que ha contado con el apoyo de
Puertos del Estado a la macroampliación en
Valencia- y las críticas de buena parte del
empresariado valenciano y del Consell y el
ayuntamiento del Cap i Casal, gobernados por
el PP, al Ejecutivo socialista por demorar
la ampliación -que se ha tramitado en 11
meses frente a los 18 que tardó la
ampliación de Barcelona- parecen haber sido
claves en el resultado de la DIA.
Los argumentos del
puerto, que en la declaración de impacto
argumenta el descarte de la ampliación en
Sagunt por su política de «fidelización de
las navieras» y para evitar el
«desplazamiento del tráfico de contenedores
a otros puertos competidores» como el de
Barcelona, han convencido a los responsables
de la Dirección de Calidad Ambiental, cuyo
titular, Jaime Alejandre, aseguró en una
entrevista concedida a Levante-EMV que «las
declaraciones de impacto negativas son la
seña de identidad del Gobierno» de Zapatero.
Según la Memoria de Medio Ambiente en España
2005, de las 556 DIA recibidas ese año se
evaluaron 192 -78 acabaron con una
resolución favorable y 114 quedaron en
estudio-.Las declaraciones de impacto
negativas son una medida extrema, como en su
día aseguró Alejandre, si bien Medio
Ambiente puede establecer unas medidas
correctoras que obliguen a redefinir los
proyectos. En el caso de la macroampliación
del puerto de Valencia las medidas
correctoras han sido más tibias de lo que
algunos esperaban. Todo pese a que la DIA
recoge consideraciones de distintos
organismos como la del Servicio de
Ordenación Sostenible del Medio de la
Conselleria de Territorio que asegura que
«las instalaciones del Puerto, y sus
sucesivas ampliaciones provocan una
alteración de la dinámica litoral que, entre
otros efectos, da lugar a procesos
regresivos, intensos y visibles, en las
playas al sur de la nueva desembocadura del
Turia y, en especial, en las playas de
Pinedo y el Saler (ambas dentro del Parque
Natural). Es posible que estos efectos se
incrementen con la ejecución del proyecto, a
menos que se habiliten las oportunas medidas
correctoras» . Expertos consultados La DIA
también se hace eco de las consideraciones
de expertos de varias universidades, entre
ellos la catedrática de Geografía Física,
Eulalia Sanjaume, que advierte del «fuerte
impacto» de las obras sobre las playas del
sur (Pinedo, Arbre del Gos y el Saler) « no
tanto en relación con la trampa de
sedimentos que supone el puerto como por el
incremento de la zona de sombra de oleaje.
Algunas playas que en la actualidad
presentan un equilibrio precario, desde el
Perellonet hacia Cullera, entrarían en una
fase claramente recesiva» .