La lluvia de caramelos 
								encandiló ayer a los miles de niños que 
								quisieron dar la bienvenida a Sus Majestades los 
								Reyes Magos de Oriente. 40 carrozas y 2.000 
								participantes ataviados de falleros, romanos y 
								princesas iniciaron su recorrido a las 18 horas 
								en la Alameda, flanqueados de una marea humana 
								repleta de ilusión y muchos sueños, que hoy por 
								la mañana ya se habían hecho realidad. 
								Uno de estos sueños 
								pertenecía a Cristina, una preciosa niña de 
								Valencia de cinco años. “He pedido un traje de 
								princesa y una muñeca Barbie” ,explicaba sin 
								bajar de los hombros de su paciente padre. 
								El desfile ofreció imágenes 
								curiosas, tanto dentro de las carrozas como 
								fuera. Al otro lado de las vallas se podían ver 
								miles de bolsas de plástico a la espera de ser 
								llenadas. Llamó la atención que no todos los 
								regalos fueron caramelos. Desde las carrozas 
								también se repartieron naranjas en bolsas, que 
								se entregaban en mano para no provocar 
								accidentes, juguetes de plástico como trompetas, 
								balones y máscaras. Más de un mayor sufrió 
								problemas de espalda de tanto agacharse para 
								recoger los objetos que caían al suelo. 
								
								
									
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										|  | Los trajes de los 
										figurantes aportaron el color | 
									
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								Los hubo más aviesos. En la 
								calle la Paz se pudo ver a una familia que desde 
								su balcón descolgaba un paraguas abierto y al 
								revés. Bien sujeto por una cuerda, se convirtió 
								en la herramienta perfecta para hacer acopio de 
								la mayor cantidad de caramelos y dulces posible.
								
								La asistencia de público fue 
								multitudinaria, con más de cien mil almas. 
								Aunque no se facilitó una cifra oficial, fuentes 
								municipales explicaron que con toda probabilidad 
								se superó el registro de 2006, cuando se 
								congregaron 90.000 personas a lo largo del 
								itinerario. Las buenas temperaturas y el calor 
								que siempre causa la felicidad de los niños 
								fueron las dos causas que obligaron a los 
								valencianos a echarse a la calle. 
								“Me van a traer el cañón de 
								humo de Piratas del Caribe”, explicaba Pablo, 
								que ha pasado las fiestas en Valencia junto a su 
								hermana María. 
								Sus Majestades tuvieron a 
								bien desplazarse por otras zonas. Nazaret 
								disfrutó con la cabalgata del Marítimo, así como 
								otros barrios donde las comisiones falleras 
								organizaron sus desfiles. En el Saler, como en 
								la ciudad, los Reyes llegaron en barco. 
								Pocos jugadores 
								También hubo alguna desilusión. Apenas se 
								pudieron ver jugadores del Valencia y el Levante 
								en las carrozas, como criticaba uno de los 
								asistentes, y muchos llegaron tarde por las 
								colas del metro. Cinco minutos antes de las 20 
								horas, llegaban los Reyes al Ayuntamiento, para 
								ser izados por una escalera hasta el balcón. La 
								iluminación y los ritmos musicales dejaron claro 
								que Valencia, ayer, fue una auténtica fiesta. Y 
								donde no se vio a ningún Papá Noel.