MADRID.- Doble campeón del mundo de
ciclismo en pista formando pareja con Joan Llaneras, Isaac
Gálvez, de 31 años, falleció el 26 de noviembre en Bélgica
mientras disputaba los Seis Días de Gante, una carrera en
pista.
"Estoy en una nube. Entre el cansancio de
la prueba y la alegría del triunfo estoy reventado. Todavía
no me lo creo", declaraba Gálvez el 24 de octubre de 1999 en
el velódromo de Berlín. Acababa de proclamarse, junto con el
'maestro' Llaneras, campeón del mundo de americana, una de
las modalidades más complicadas de la pista debido a la
perfecta sincronización que necesitan las parejas.
El pasado 16 de abril, en el velódromo de
Burdeos, Llaneras y Gálvez volvían a repetir la hazaña, un
nuevo oro Mundial, esta vez en madison 50 km. "Llaneras es
mi media naranja sobre la bici", afirmó entonces. "Este
título lo he vivido más por mi amistad con Llaneras. Hacía
tiempo que no ganaba y, al hacerlo en Burdeos, casi era como
hacerlo en casa", añadió el catalán en una entrevista.
Esas dos medallas, obtenidas con siete
años de diferencia, marcaron el techo profesional de un
ciclista que supo compaginar el velódromo con la carretera.
Él se sentía cómodo en ambas disciplinas. "Cuando se está en
forma, se disfruta en todos los terrenos", aseguraba.
Isaac Gálvez, nacido el 21 de septiembre
de 1975 en la localidad barcelonesa de Vilanova i la Geltrú,
inició su carrera profesional en ruta en el año 2000, en las
filas del conjunto Kelme. Velocista nato, logró esa
temporada su primer triunfo sobre asfalto en la Clásica de
Almería.
El ciclismo lo llevaba en la sangre. Su
padre también competía, y su hermana menor, Deborah, ya ha
sido subcampeona de Europa en pista con 20 años. Tras
estrenar su palmarés en Andalucía, añadió otros triunfos de
etapa (12 en total) repartidos entre la Volta a Cataluña,
Setmana Catalana, Challenge de Mallorca, Critérium
Internacional o los Cuatro días de Dunkerke, estos dos
últimos triunfos ya como corredor del Illes Balears-Caisse
d'Epargne, conjunto al que pertenecía en la actualidad.
Esta temporada, alcanzada la madurez
profesional, los éxitos se sucedían, no sólo en la pista. En
la localidad francesa de Mezieres logró su mayor triunfo en
una prueba en ruta al ganar una etapa del Criterium
Internacional por delante del inoxidable Erik Zabel. Antes,
en febrero, había acudido puntual a su cita en Mallorca y en
julio rozó la victoria en la cuarta etapa del Tour de
Francia. En la meta de Saint Quentin sólo la tremenda
aceleración de Robbie McEwen pudo con él.
La satisfacción, el optimismo y el éxito
no se limitaron al terreno profesional. "El chaval se había
casado hace 15 días", recordó Eusebio Unzúe, director
deportivo de su equipo. La buena estrella se esfumó de golpe
en una curva del velódromo De Kuipke, en Gante, cuando sólo
hacía su trabajo. El impacto podría haberse saldado con
magulladuras o algún hueso roto, como tantas otras caídas
espectaculares padecidas por el 'sprinter', pero esta vez
pagó el elevado precio de quien hace de la velocidad su
oficio diario.